Tomado de www.deia.com
BILBAO SE patean todos los días las calles de Bilbao. Alguno de ellos ya ha hecho el cálculo. "Damos 15.000 pasos al día de media", dice riéndose. Son los misioneros y misioneras de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, más conocidos como mormones. Awerkamp, Ramírez, Ruz y Bennion salen todos los días a las 11.30 horas de sus casas con varios libros sagrados bajo el brazo en busca de personas que "quieran acercarse a Cristo". Son reconocibles e inconfundibles. Ellos van siempre trajeados y ellas, con falda larga. Los cuatro llevan una txartela identificativa en la solapa. Las chicas tienen impresa en la placa la palabra Hermana antes del apellido, y los chicos,Elder (mayor, en inglés). Ryan, Edison, Verónica y Jadey, que así son sus nombres de pila, son cuatro de los 55.000 jóvenes mormones que hay desperdigados por todo el mundo realizando labores de apostolado. Todos lo hacen de forma voluntaria. Es más, la mayoría quiere tener la experiencia porque "son los dos años más felices de nuestras vidas".
Verónica Ruz, o mejor dicho, la Hermana Ruz, siempre estuvo deseando que llegara el momento de salir de misiones. Pero no lo ha podido hacer hasta cumplir los 21 años, edad mínima que fijan los mormones en las mujeres para ser misioneras. En la localidad alicantina de Elche, donde nació y creció, sus padres le inculcaron desde pequeña la fe mormona, por lo que siempre pensó que algún día le llegaría la oportunidad. Desde hace cuatro meses se encuentra en Bilbao compartiendo piso y apostolado con Jady Bennion, también de 21 años, pero con un origen muy lejano al suyo. La Hermana Bennion nació en la localidad californiana de Fullerton. Allí mamó de sus padres los principios de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, con lo cual estaba escrito que quería estar de misionera en el extranjero el año y medio que marcan las normas internas para las chicas.
ENSEÑANZAS
Cuatro libros sagrados
Tanto Bennion como Ruz han hecho un alto en el camino en sus vidas para propagar por las calles las enseñanzas de los cuatro libros sagrados de los mormones: el Antiguo y Nuevo Testamento, el Libro de Mormón y el Libro de Doctrina y Convenios. Cuando acaben el periodo de misiones, volverán a sus hogares para "seguir estudiando, casarnos y crear una familia". Ruz, por ejemplo, quiere estudiar Diseño, y Bennion, Ciencias del Deporte, que para algo ha sido una buena nadadora. Pero ahora están concentradas en su trabajo: en salir al asfalto todos los días con la misión de "animar a la personas a que se acerquen a Jesucristo". ¿Y ya os hacen caso? "La verdad", contesta Ruz, "es que no nos suelen escuchar mucho; pero bueno, la gente nos trata con amabilidad y educación".
"Nosotros intentamos entablar conversación con las personas; nos presentamos como misioneros y si nos quieren escuchar, seguimos con ellas para acordar una cita y explicarles mejor nuestro mensaje, y si no, nos vamos, no pasa nada". Ahora quien habla es Edison Ramírez, un joven ecuatoriano de 25 años, que se hizo mormón gracias, precisamente, al trabajo de dos misioneros que llamaron a la puerta de su casa de Málaga, ciudad a la que llegó con sus padres cuando era pequeño. La historia de Elder Ramírez es curiosa. Se bautizó en un templo de los mormones a los 18 años, y con 19 se alistó en la Legión. En el ejército mantuvo su fe y la fortaleció gracias a un compañero mormón. Pero llegó un momento en que pensó que "tenía que hacer algo especial, que tenía que hacer la misión". Así que cambió las armas y el uniforme color lejía por la Biblia, el traje y la corbata. Casi en la edad límite (25 años) para ser misionero comenzó su periplo proselitista por Cartagena, Tarragona, Palma de Mallorca y Menorca, hasta recalar en Bilbao.
Ramírez siente que se le está pasando el tiempo de misiones "muy rápido" y que le va a dar mucha pena acabar los dos años estipulados para los hombres. "Ninguno queremos terminar porque somos felices haciendo esto", subraya Edison Ramírez.
BAUTISMO
A los 8 años
Su pareja de apostolado callejero, Ryan Awerkamp, asiente con la cabeza lo que dice Edison. "Son los dos mejores años de nuestras vidas", dice Ryan, un joven norteamericano de 20 años que regresará en mayo a Utah para proseguir los estudios universitarios de Comunicación. Elder Awerkamp es hijo de mormones. Fue bautizado a los 8 años, como marca su Iglesia, y siempre tuvo claro que quería salir de EE.UU. Para ello, ahorró durante varios años y fue instruido durante un mes en la sede central de la Iglesia en Utah. Ryan ha conseguido desenvolverse muy bien en castellano, el suficiente como para convencer a quien quiera que los mormones no son una secta. "Muchas veces nos lo han dicho, pero intentamos explicarles cómo somos y sacarles de ese desconocimiento", dice Ryan. También explican, porque muchos les preguntan, que los mormones ya no son polígamos desde finales del siglo XIX y que "sólo aspiramos a tener una esposa e hijos; en definitiva, a crear una familia, que es la base de nuestra religión".
Ryan, Edison, Verónica y Jadey son cuatro de los seis misioneros que trabajan en Bizkaia. Hay otros dos en Las Arenas. Los seis viven en pisos alquilados y siguen las directrices del apostolado que les marcan desde Barcelona, que junto a Madrid y Málaga, organizan la misión en España. Los jóvenes misioneros realizan largas jornadas por las calles de la capital vizcaina y en pisos donde dan charlas sobre la fe mormona. Su hora tope para el proselitismo son las diez y media de la noche. Los domingos acuden a la capilla que tiene la Iglesia en la calle Henao. Allí se reúne más de un centenar de fieles, todos ellos pertenecientes a la comunidad mormona, que en Bilbao se estima en unas 500 personas. Ellos cogen fuerzas para proseguir su misión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario