Objetivo Que los miembros de la clase comprendan las bendiciones y las responsabilidades del convenio abrahámico.
La Primera Presidencia dijo: “Las bendiciones patriarcales… [son] una declaración inspirada del linaje de quien la recibe y, cuando así lo indica el Espíritu, proporciona una guía inspirada y profética de la misión de la
persona, además de las bendiciones, consejos y admoniciones que el patriarca se sienta inspirado a dar… el cumplimiento de todas las bendiciones prometidas está sujeto a la fidelidad que la persona demuestra hacia el
evangelio del Señor…” (carta a los presidentes de estaca, 28 de junio de 1957; citada por Thomas S. Monson, “Vuestra bendición patriarcal: Una liahona de luz”, Liahona, enero de 1987, pág. 64)
El élder Bruce R. McConkie explicó:
“Abraham recibió el Evangelio mediante el bautismo (el cual es el convenio de salvación); luego recibió el sacerdocio mayor y entró en el pacto del matrimonio celestial (que es el convenio de exaltación), obteniendo así la seguridad de que tendría descendencia eterna; finalmente recibió una promesa de que todas estas bendiciones se ofrecerían a su posteridad terrenal. (Abraham 2:6–11; D. y C. 132:29–50.) Incluida entre las promesas divinas a Abraham estaba la seguridad de que Cristo vendría a la tierra mediante su linaje, y de que su posteridad (de Abraham) recibiría ciertos territorios escogidos como herencia eterna. (Abraham 2; Génesis 17; 22:15–18; Gálatas 3.)
“Todas estas promesas en conjunto reciben el nombre de convenio abrahámico. Este convenio fue renovado con Isaac (Génesis 24:60; 26:1–4, 24) y nuevamente con Jacob (Génesis 28; 35:9–13; 48:3–4). Las partes del mismo que tienen relación con la exaltación personal y la descendencia eterna son renovadas con cada miembro de la casa de Israel que entra en el convenio del matrimonio [celestial]. Por medio de ese pacto, las partes contrayentes llegan a ser herederas de todas las bendiciones de Abraham, Isaac y Jacob. (D. y C. 132; Rom. 9:4; Gá. 3; 4.)” (véase la cita en El Antiguo Testamento, Manual para el alumno, Génesis–2 Samuel, pág. 50.)
Muy buena lecciòn, algo difìcil por lo profunda que es y por lo que nos atañe a cada uno como parte del Convenio de Abraham.
ResponderEliminarOmar Valenzuela
Chile-Stgo