miércoles, 6 de enero de 2010

Mensaje Hna. Julie B. Beck a las hermanas de Chile




Tomado de www.lds.cl
Mis queridas amigas:



Gracias por su cálida bienvenida y su amabilidad durante mi reciente visita a Chile. Me sentí muy impresionada por la gran fortaleza y el gran espíritu que sentí ahí. Ustedes viven en una época importante de la fe y de la historia de la Iglesia en Chile y han tenido la bendición de que se anunciara la construcción de otro templo en su nación.


Durante mi visita se pidió a las hermanas que hicieran lo necesario para prepararse para ir el templo y ayudar a que el reino de Dios siga adelante en Chile. A medida que las hermanas sean una guía en su hogar, en su familia y en la Iglesia, ocurrirán milagros y los ángeles serán sus compañeros. A cada hermana se le pidió que ayudara a activar a otra hermana que actualmente no esté asistiendo a las reuniones para renovar los convenios que hizo cuando se bautizó. Empiecen pidiendo al Señor que las inspire con ideas sobre cómo ayudar a sus amigas. Al orar con fe reciben más ideas de cómo ayudar. Visite a su amiga, invítela a regresar, ámela y llévela con usted a la reunión sacramental.
 
El presidente Henry B. Eyring nos enseñó recientemente que las hermanas de la Sociedad de Socorro aceptan su asignación de visitar a otra como un llamamiento del Señor. El éxito será algo más que traspasar el umbral de una puerta, más que comunicar el mensaje; será más que preguntar en qué puede prestar ayuda. El Espíritu les confirmará cuando estén haciendo las cosas correctas para sus hermanas.



La segunda asignación para las hermanas de la Sociedad de Socorro en Chile es ayudar a preparar y enviar a más misioneros. Muchos jóvenes chilenos podrían estar sirviendo en una misión si las hermanas les enseñaran y los prepararan para este importante servicio en el reino del Señor. Pueden ayudar en este esfuerzo al visitar a las madres y a los jóvenes que podrían estar sirviendo en una misión y ofrecer su apoyo. Algunas madres están preocupadas porque perderán el ingreso proveniente de sus hijos y otras creen que es más importante que su hijo termine su carrera antes de servir en una misión.El servir en una misión siempre es un acto de fe. Las hermanas pueden demostrar su gran fe al animar a los jóvenes a prestar servicio. Podemos contribuir con dinero para ayudar a sostener a los misioneros; aun una pequeña cantidad de dinero de cada hermana ayudará a enviar a un misionero de barrio o rama. Las hermanas jóvenes adultas de la Sociedad de Socorro pueden animar a sus jóvenes amigos a servir en una misión y ayudarlos a prepararse al vestir modestamente y testificar de la importancia de la misión. Todos podemos apoyarlos con nuestra fe y con nuestras oraciones. Si las hermanas se unen con fe para preparar a más jóvenes chilenos, pronto veremos a miles de ellos sirviendo. Cada misionero es una victoria para todo el barrio o rama. Igual que las hermanas de Nauvoo enviaron misioneros a predicar el evangelio, nosotros podemos tener una era de servicio misional en Chile, como nunca antes se ha visto.


La tercera tarea para todas las hermanas es ser dignas de tener una recomendación vigente para el templo. Si usted ya cuenta con una es importante que la mantenga vigente y que asista al templo tan frecuentemente como sus circunstancias se lo permitan. Si no la tiene, ahora es el tiempo para que rápidamente vaya con su obispo y le pregunte cómo puede obtener una. Las hermanas jóvenes adultas o las hermanas que son miembros nuevos pueden ser dignas de obtener una recomendación de uso limitado que les permitirá hacer parte de la obra del templo. Al ser digna de tener una recomendación para el templo, usted tendrá el espíritu del templo en su vida.



El propósito de la Sociedad de Socorro es ayudar a prepararnos para las bendiciones de una vida eterna. Esta es una obra de salvación. Al aceptar la tarea de traer una hermana a la actividad, de preparar a un misionero y de ser dignas de tener una recomendación para el templo, estaremos cumpliendo nuestras responsabilidades de aumentar nuestra propia fe y rectitud personal, fortalecer a nuestra familia y a nuestro hogar y buscar y ayudar a los necesitados.


Ruego al Señor que bendiga a cada una de ustedes a medida que cumplan con estas tres importantes asignaciones. El evangelio de Jesucristo es verdadero y es un privilegio ser parte de él. Les envío amor y expreso mi confianza en sus habilidades y en su fe. En el nombre de Jesucristo. Amén.











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